¿Qué viene después de escoger la variedad que más se adecúe a las características climáticas de nuestra zona, preparar el terreno —bien drenado y fértil— y realizar una plantación correcta —en un hoyo amplio, con las raíces extendidas, enterrado justo hasta el cuello de la raíz y en un marco de plantación que evite la competencia por nutrientes y luz—? Comienzan los cuidados post-plantación del castaño, fundamentales para que los árboles se desarrollen correctamente durante sus primeros años.
Para apoyar el crecimiento durante los primeros meses de nuestros castaños y alcanzar una productividad óptima tenemos que pensar en diferentes factores:
- El riego
- La fertilización
- El control de competidores vegetales
- La protección frente a daños ocasionados por la quemadura solar, heladas o animales
- El control de plagas y patologías asociadas y la poda de formación

Riego
El castaño, antes de comenzar a producir frutos, se enfocará en desarrollar su sistema radicular y estructura. En este proceso es importante que no sufra estrés hídrico. Por ello, durante los primeros años tras la plantación, y en función de las condiciones ambientales, los árboles pueden requerir aporte de agua.
Lo ideal son riegos más continuos y en menor cantidad, en lugar de espaciados y muy abundantes. Los volúmenes de agua deberán adaptarse al tipo de suelo del terreno. Además, se puede realizar un riego de asentamiento el día de la plantación o en los tres días siguientes.
También es recomendable instalar un sistema de riego —por goteo, aspersión u otro— no solo para el establecimiento de la planta, sino también para asegurar una buena producción.
Estos trabajos forman parte de los cuidados post-plantación del castaño, esenciales para evitar el estrés hídrico y asegurar una producción futura.

Fertilización
Para las plantaciones jóvenes, los aportes de abono son fundamentales. La materia orgánica del suelo debe mantenerse siempre por encima del 2 %.
Una fertilización adecuada debe planificarse en base a los resultados de un análisis del suelo. Preferiblemente se realizará en superficie, a una distancia de entre 1 y 3 metros del árbol, y en múltiples aplicaciones pequeñas, para que los árboles vayan absorbiendo los nutrientes de forma progresiva.
El momento recomendado para el abonado es durante la primavera y el otoño, evitando días de heladas o lluvias fuertes, para prevenir la compactación del suelo y los problemas de anoxia radical.
La fertilización ideal combina materia orgánica —como gallinaza u otros estiércoles, mejor si proceden de ganadería ecológica— y mineral, con aportes anuales de entre 50 y 250 gramos de nitrógeno por árbol en forma de amonio. A medida que los árboles crecen, esta dosis se incrementa a 60 kg/ha.
También conviene aportar carbono mediante hojas, paja u otros residuos vegetales, y realizar una enmienda calcárea a finales de invierno, empleando piedra caliza molida, bentonitas o magnesitas ricas en potasio.
Además de enriquecer el suelo, el abonado mejora la textura superficial e incrementa la oxigenación.
El retorno económico de un buen riego y abonado justifica la inversión.

Control de la vegetación competidora
Para evitar la competencia herbácea por agua y nutrientes —especialmente durante los primeros años— existen distintas opciones:
Herbicidas
No recomendados.
Mecanizado
Una de las prácticas más extendidas. Consiste en realizar uno o dos desbroces anuales, normalmente en verano. Pueden hacerse de forma manual o con maquinaria, pero es importante no dañar los tallos, ya que las heridas pueden ser puerta de entrada para enfermedades.
Malla antihierba
Se puede colocar en un radio de 1 a 2 metros alrededor del árbol, lo que impide el crecimiento de hierba y evita el contacto directo de la maquinaria con el tronco.
Mulching
El acolchado con hierba, paja, hojas, corteza, cartón, etc., no solo impide el crecimiento de hierba, sino que también aporta materia orgánica, amortigua oscilaciones térmicas y reduce la evaporación del agua acumulada en el suelo.
Aunque en los primeros años se recomienda eliminar la cobertura vegetal, una vez establecida la plantación, se ha observado que mantener superficies empradizadas y segadas 4 o 5 veces por temporada mejora el estado sanitario del castaño y facilita la recolección de frutos y setas.

Protección frente a factores externos
No debemos descuidar factores como la insolación. Los castaños jóvenes, al no tener la corteza bien formada, son sensibles a las altas temperaturas, que pueden provocar quemaduras en la base del tronco. Estas heridas provocan necrosis de tejidos e impiden el paso de savia.
El uso de protectores solares alrededor del tronco evita estos daños. Además, estos elementos también protegen frente a ataques de fauna, como roedores y herbívoros.
Si no se dispone de protectores, se pueden colocar ramas o hierba alrededor del tallo, siempre procurando mantener una buena aireación de la planta.
También es importante proteger los árboles frente a heladas, cubriéndolos con mallas especiales en caso de bajas temperaturas.
Es fundamental vigilar y controlar la aparición de plagas y enfermedades, y tomar medidas preventivas o curativas a tiempo.
Poda
La poda de formación y mantenimiento es clave para establecer una estructura adecuada según el objetivo de la plantación: producción de fruto, madera o ambos.
Se recomienda podar justo antes del brote de las yemas, para reducir el tiempo en que las heridas permanecen abiertas y evitar infecciones. La época concreta dependerá del tipo de poda elegido.
Debe comenzarse desde el primer año, de forma constante y progresiva. Es preferible realizar los cortes con tijeras o serruchos manuales, evitando la motosierra. Así, los cortes son más limpios y pequeños, lo que favorece la cicatrización y reduce el riesgo de chancro.
*Si quieres saber más: aquí os dejamos un enlace a nuestro post: Tratamientos y control contra el chancro en el castaño.
Se debe aplicar siempre pasta cicatrizante con fungicida y desinfectar la herramienta entre árbol y árbol.
Calendario anual de cuidados del castaño
La siguiente tabla muestra los cuidados anuales recomendados para una plantación de castaños, incluyendo preparación del terreno, enmiendas y labores de mantenimiento.
Esta planificación responde a las necesidades reales de los cuidados post-plantación del castaño en diferentes momentos del año.

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