El riego en las plantaciones de castaño nunca ha sido una práctica muy extendida, sin embargo, al igual que para la gran mayoría de plantaciones de fruto, el aporte de agua es un factor fundamental para un buen establecimiento y desarrollo de nuestras plantaciones.
Por qué regar
Los plantones presentan un sistema de raíces poco desarrollado y muy superficial, por lo que en periodos de escasez de agua no son capaces de explorar en profundidad el terreno.
Por ello, para un correcto establecimiento de las plantaciones es imprescindible contar con un sistema de riego, que evitará marras, aumentará el vigor, y acelerará la entrada en producción.
En castaños adultos el aporte de agua conllevará una mejora en la cantidad y calidad de la castaña, pudiéndose obtener alrededor de un 20% más de producción.
En definitiva, el riego en las plantaciones de castaño, hará que amortices en menor tiempo la inversión realizada y aumentará la rentabilidad de tu plantación.
Cuándo regar
En plantaciones jóvenes lo ideal es comenzar los riegos antes de que la planta acuse el estrés hídrico consiguiendo de este modo un crecimiento continuo.
Hay que tener en cuenta que la primavera es el momento de mayor demanda de agua por parte de la planta, por lo que si esta fuera muy seca nos obligará e comenzar con los riegos antes de la llegada del verano.
No obstante, en el riego en las plantaciones de castaño, lo más habitual en la mayoría de las zonas de castañar es comenzar los riegos a partir de junio.
En castaños adultos la falta de agua en primavera no suele suponer un verdadero problema debido a que sus raíces son capaces de llegar a las reservas hídricas más profundas.
Sin embargo, el riego sí es conveniente durante los meses secos del verano, principalmente en el momento en que los erizos comienzan a desarrollarse y un poco antes de la maduración de la castaña. Aquí la época idónea de riego por tanto dependerá de la variedad pues no todas maduran en la misma época.
Cómo regar
En el riego en las plantaciones de castaño, se usan principalmente dos sistemas, cada uno con sus ventajas e inconvenientes:
– Sistemas localizados o de goteo:
permiten un uso más racional del agua, no necesitan apenas presión, se pueden instalar en pendientes y no favorecen el crecimiento de hierbas competidoras. La desventaja es que el agua no llega a todas las partes del sistema radicular.
Los puntos de goteo los colocaremos en la proyección de la copa, lugar donde se encuentran las raíces absorbentes, encargadas de captar el agua y los nutrientes.
A medida que los castaños crecen, debemos ir alejando del tronco los goteros para aplicar el agua en el lugar correcto cada año.
Se pueden colocar 2 goteros por árbol al inicio de la plantación e ir aumentando el número a medida que sea necesario, o bien vamos separando los goteros.
– Sistemas de aspersión:
Tienen la ventaja de distribuir el agua en una gran superficie y favorecer el desarrollo de un sistema radicular más extendido, pero gastan mucha más agua, necesitan más presión, la instalación en pendientes es muy complicada y favorece el crecimiento de la competencia herbácea.
Una vez elegido el sistema de riego, es necesario planificar la gestión del mismo, estableciendo el comienzo y el final de la temporada de riego, los volúmenes y los turnos de riego.
Cantidades y frecuencias
Las épocas de riego ya fueron comentadas. En cuanto a las cantidades y frecuencias estas dependerán sobre todo de la textura y estructura de nuestro suelo que van a marcar la capacidad de campo del mismo y el punto de marchitez permanente. Nosotros debemos buscar que nuestro suelo se mantenga siempre entre estos dos parámetros.
Otro dato importante, en el riego en las plantaciones de castaño, a tener en cuenta es la densidad aparente del suelo pues nos dará información sobre la estructura y compactación del mismo. La densidad aparente se calcularía dividiendo el peso seco del suelo entre el volumen que ocupa.
Se define la capacidad de campo (CC) como la cantidad de agua máxima que el suelo es capaz de retener, medida 48 horas después de una lluvia o riego. Esta agua es retenida por el suelo a una tensión de entre 0,1 y 0,33 bar.
Estimación de la capacidad de campo de nuestro suelo.
Para estimar la capacidad de campo de nuestro suelo podemos emplear la siguiente fórmula (Bodman y Mahmud):
CC % = 0,023 (% arena) + 0,25 (% limo) + 0,61 (% arcilla)
El punto de marchitez permanente (PMP) es el contenido de agua retenida por el suelo a una tensión de 15 bar, que es la tensión hasta la cual una planta puede extraer agua. Por lo tanto una vez alcanzado este punto el agua que pueda haber en el suelo no será aprovechable por las plantas.
Podemos estimarlo con alguna de las siguientes fórmulas:
PMP % = 0,001 (% arena) + 0,12 (% limo) + 0,57 (% arcilla) (Máximov)
PMP % = -5 + 074 CC% (Silva et al., 1988)
El agua disponible (AD) será entonces el agua retenida entre CC y el PMP que es la máxima cantidad de agua que la planta puede disponer para su absorción.
Tenemos que tener en cuenta también que no toda el agua disponible es fácilmente disponible, es por ello que debemos definir un umbral de riego teniendo en cuenta lo siguiente:
A medida que el suelo se vuelve más seco este retiene al agua con más fuerza. Cuando llueve o se riega al principio el árbol extrae el agua del suelo con gran facilidad y a medida que el suelo se seca la planta debe realizar mayor esfuerzo osmótico.
Llega un momento en que la velocidad de transpiración es mayor que la velocidad de absorción y la planta pierde turgencia (comienza a marchitarse).
Para evitar la deshidratación la planta cierra sus estomas reduciendo la transpiración y simultáneamente la fotosíntesis.
Por tanto el umbral de riego es un problema de velocidades, es por ello que debemos regar a horas de baja radiación solar y calcular la periodicidad de los riegos en función de las condiciones ambientales de cada época.
Precauciones a tener en cuenta
Las raíces del castaño necesitan una buena aireación por lo que un exceso de agua en el suelo es contraproducente, ya que podemos ahogar la planta. Esto se acentúa si enterramos demasiado la raíz (se debe dejar a unos 10 cm de la superficie, tal como viene del vivero). Los terrenos agrícolas, muy llanos, compactados y/o muy arcillosos también favorecen la falta de oxígeno en el suelo.
Además, la anoxia (ausencia de oxígeno) induce la producción de ciertas sustancias tóxicas que se acumulan en la planta, ésta intenta liberarse de estos compuestos expulsándolos a través de unas aberturas que se encuentran en la corteza llamadas lenticelas.
Es por ello que durante inundaciones en el terreno las lenticelas aumentan su actividad y se abultan (hipertrofia lenticelar), dando aspecto a la corteza de “piel de sapo”.
Buenos dias, muy bueno el analisis de suelo, gracias por compartir.
Gracias a ti Javier por seguirnos, un saludo!!