El castaño (género Castanea) comprende varias especies que se distribuyen por las regiones templadas del hemisferio norte, encontrándose en Asia, America y Europa. La especie de castaño que encontramos en Europa es el Castanea sativa, cuya área natural se extiende desde la Península Ibérica hasta cerca del Mar Caspio y desde Hungría hasta las montañas de Marruecos (Beni-Hoçmac). El castaño forma importantes ecosistemas en las regiones de clima mediterráneo húmedo estando muy vinculado a la cultura de esta parte de Europa.
De Asia son propios el Castanea crenata, que se extiende por Japón, Corea y China Nororiental, el Castanea mollisima de la China oriental y meridional y el Castanea Henryi de la cuenca del río Yan-Tse en China.
En América encontramos varias especies de entre las que podemos destacar el Castanea dentata.
Todos estos árboles, aunque pertenezcan al mismo género, presenta grandes diferencias tanto morfológicas como biológicas. Esto hace que presenten portes y calidades de fruto y madera diferentes según las especies, además de diferentes grados de resistencia a enfermedades que les afectan.
Estas diferencias fueron las causantes de que la superficie ocupada por el Castanea sativa (castaño europeo) mermara enormemente en Europa afectado por la “tinta” (Phytophthora cinnamomi), enfermedad a la que los castaños asiáticos son resistentes. Todo esto nos llevó a la búsqueda a lo largo del tiempo de la combinación de las diferentes características de cada especie y poder obtener con ello un mayor rendimiento del árbol. Es por ello que, en la actualidad, además de las especies descritas anteriormente encontremos plantas híbridas derivadas del cruzamiento entre distintas especies puras.
En 1888 se fundó la Granja Experimental Agrícola de A Coruña marcándose como uno de sus objetivos más importantes el estudio de la enfermedad de la “tinta”, que estaba mermando la superficie de castaño en Galicia.
Siguiendo las investigaciones que Prunet comenzara en Francia en 1909, se descubrió que los castaños japoneses (Castanea crenata) eran prácticamente inmunes al hongo que producía la enfermedad de la “tinta”. Ante esto en 1914 empezaron a llegar a Galicia los primeros Castanea crenata importados de Japón por la Sociedad “Amigos de los Árboles” de A Coruña. Dos años más tarde, Rafael Areses comienza la producción a gran escala de este castaño en el Vivero Forestal de Areas, en Tui (Pontevedra) para ser empleados en reconstruir los sotos atacados por la tinta.
Sin embargo, el castaño japonés, además de presentar diferencias biológicas presentaba importantes diferencias morfológicas con respecto al castaño europeo, siendo la calidad de su madera y frutos muy inferior a los del castaño europeo. Estas diferencias hicieron que pronto se empezara a investigar sobre la posibilidad de obtener híbridos entre ellos, con el objetivo de aprovechar las buenas características de los productos del castaño europeo y la resistencia a la “tinta” del japonés. Cruz Gallástegui, primer director de la Misión Biológica de Galicia, fue quien comenzó esta línea de investigación en 1925, obteniendo los primeros resultados y dando lugar al inicio de la lucha contra la “tinta” por la mejora genética de las especies.
Estas investigaciones se continuaron con la creación en 1943 del Centro Regional de Enseñanzas, Investigaciones y Experiencias Forestales en Lourizán (más tarde Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán).
Con el tiempo se consiguió una colección de 120 clones resistentes a la “tinta”. Esta colección fue el fruto de muchos años de investigación de personal como Cruz Gallástegui, Pedro Urquijo, Ernesto Viéitez y Fernando Molina.
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